24 de juny 2004

González Ledesma: al buscar la verdad uno va dejando trozos de sí

EFE

El escritor Francisco González Ledesma, abogado prestigioso que derivó a periodista para dejar de vivir "entre personas que se odiaban", presentó hoy su nueva novela "Tiempo de venganza", una cita entre la memoria, el amor y el olvido hacia "esa verdad en cuya investigación uno va dejando pedazos de sí". Maestro de la novela negra y el magnetismo de la intriga policial, González Ledesma (Barcelona 1927) fue premio Planeta en 1984 con "Crónica sentimental en rojo" y redactor jefe de "La Vanguardia". Hoy preside el Tribunal de Etica Periodística de Cataluña. Como novelista creó al desengañado policía Méndez y publica sus obras con la francesa Gallimard.
El libro que edita Planeta tiene un plano detectivesco, un lugar mágico y poderoso de claroscuros y contrastes -Barcelona- y una crítica a un presente con dos tiempos: el de la memoria y el de los años del olvido en una democracia "donde nadie pide responsabilidades".
Nacido en un barrio pobre de Barcelona -vecino desde niño de su amigo Vázquez Montalbán y también de Terenci Moix-, traza en su nuevo libro un retrato social de la posguerra que él vivió en esa ciudad "que fue mi madre, a la que amo y odio a la vez, pero que nace continuamente por lo que también es un poco mi hija". "Los clientes de hoy son 'consumidores' de vida y no 'almacenistas' como éramos nosotros, ya no piden un café y un trozo de memoria", se comenta en un local de esa Barcelona que el autor no concibe sin "el alma" de sus poetas y novelistas.
En su caso compartió los patios universitarios con Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral o Alfonso Costafreda, entre otros. "El peso de la nostalgia es una constante de mis novelas", afirma.
"Tiempo de venganza" empieza en esos años universitarios del franquismo cuando los jóvenes "no pensaban en las calles del país, pero sí en sus nubes y creían que lo podían cambiar". Dos abogados que ya triunfaron se dan cuenta de que no hicieron lo fundamental para justificar su vida: vengar a un compañero, de ahí el título.
Pero ahí también aparece la educación nacional católica del franquismo insuflando a los jóvenes que "la mujer era el enemigo natural del hombre, la que lo llevaría a la perdición eterna, ya que en el otro sexo no estaba la mayor dignidad, sino la máxima mentira", dice el escritor.
La novela plantea "la herida íntima" que dejó el franquismo, según González Ledesma, quien se declara admirador de la política de Adolfo Suárez para "una transición de orfebrería y sin ajuste de cuentas", pero que dejó abierta esa herida que "sigue sin cerrarse".
Los meandros vitales explican la historia y ésta el alma de los personajes, pero el significado son muchos significados y el lector descubre al final que "nada es exactamente lo que parece".
"En la vida siempre me he encontrado con que todo lo que yo creía auténtico y tuve que comprobar como periodista, no era como parecía", recuerda el novelista en cuyo libro aparecen "varias versiones de la vida". Solo al final se sabe la verdad. "En el camino de averiguarla se van rompiendo convicciones y cosas que uno creía ciertas", explica.
González Ledesma contó hoy que para sus peripecias detectivescas se inspira en sus experiencias reales como abogado y luego periodista que "escucha cosas sabiendo que nunca las podrá publicar" pero que "te quedan grabadas" para siempre.
Así los personajes van constituyendo, en sus estrechas relaciones, un conglomerado social y espiritual en el que reposa todo el significado de esta "novela negra" que tiene todos sus requisitos: urbana, intriga policial y crítica al poder establecido.
Un género que le gusta porque "permite acceder a los despachos ministeriales, seguir de cerca los pasos de los abogados y meterte en la cama de las queridas de los gobernantes, herramientas para alcanzar mayores niveles de verdad".

EFE, 24 de junio de 2004