1 de maig 2006

Silver Kane, enviado secreto

Cada vez se reivindica más la literatura de bolsilibro de tiempos de la editorial Bruguera. Escritores históricamente ninguneados o simplemente ridiculizados como Keith Luger, Clark Carrados, Lou Carrigan o August Thorkent --todos ellos, flamantes seudónimos bajo los que se escondían autores españoles-- empiezan a ser más festejados cada vez. Quizás el más brillante autor de novelas de a duro sea Silver Kane. O lo que es lo mismo: Francisco González Ledesma.

Frank G. Rubio

"...el que más me gustaba era Silver Kane, muy divertido y cachondo,
premeditadamente desenfadado y bonachón". Hernán Migoya


Llegué al conocimiento de Silver Kane a muy temprana edad pues aunque mi abuelo era muy aficionado a la lectura de novelitas (bolsilibros) del Oeste y, aunque su favorito era Marcial Lafuente Estefanía, tenía numerosos ejemplares de otros autores. Mi pronta afición a la lectura de textos y cómics, de terror y de ciencia-ficción, me hizo apreciar pronto a este escritor. Como digo, a pesar de que mis temas favoritos eran el terror y la ciencia-ficción, las novelas de Kane, tanto policíacas como del Oeste --no podemos dejar de mencionar las inolvidables de Congo--, eran para mí de agradable lectura, debido a la capacidad de su autor para ir más allá de los convencionalismos de los géneros y evocar en ellas numerosas situaciones y sensaciones macabras o inquietantes.
Keith Luger, por ejemplo, me gustaba por el hincapié que hacía en la amistad y la camaradería masculinas y por su peculiar sentido del humor. Aún recuerdo sus novelas del Oeste con simpatía, con sus características y pendencieras parejas protagonistas. Silver Kane, sin embargo, pasado el tiempo y desvanecido mi interés por los bolsilibros, mantuvo una atracción especial que me inducía a volver, cada cierto tiempo, a leer con entusiasmo y aprovechamiento sus obras. Era un método autohipnótico, quizás, para volver de una manera vicaria y sencilla a los años setenta. Londres, París, San Francisco, eran algunos de sus escenarios favoritos. Durante la "década prodigiosa", antes de Esto. Una nostalgia fundamentada constituye el motivo, confesado o no, que me hace valorar en tan gran medida a Silver Kane.
Cuando escuché a Alejandro Jodorowsky hablar de él en la Casa de América con ocasión de la presentación de su libro autobiográfico La danza de la realidad, no cupo en mí la alegría y la sorpresa. No estaba sólo, otros valoraban también esta rama maldita de la literatura.
Y es que "Entre los años treinta y los sesenta, la novela popular se erigió en el exponente principal de la cultura del ocio en España. Fue también la época en que alcanzó su máximo nivel literario y artístico, con escritores e ilustradores de muy apreciable calidad. En muchos sentidos puede afirmarse que la novela popular en España fue equiparable, e incluso superior, a la de otros países occidentales, incluídos los mitificados "pulps" norteamericanos. Injustamente despreciada como infraliteratura, propia de lectores semianalfabetos, ha sido objeto de escasísima atención por parte de la crítica literaria culta". Hasta aquí un extracto del texto seminal: La novela popular en España (Ediciones Robel).
Entre los más destacados artesanos de esta forma artística, vinculada al ocio masivo y a la evasión (nada de lo que haya que sentirse culpable), en el marco de una sociedad represiva (en el pasado, hasta los setenta) o inhabitable (en el presente, de los setenta para acá) nos encontramos con Francisco González Ledesma, quien durante muchos años escribiría multitud de bolsilibros de terror, policíacos y del oeste, bajo el seudónimo de Silver Kane.
"Durante los años cuarenta, en España, se vivió un curioso fenómeno que obligó a los autores de novelas policíacas o de aventuras a utilizar nombres que sonaran remotamente extranjeros porque los productos provenientes del mercado americano tenían mayor demanda. Así Agustín Elías firmaba Elías Austin; Pedro Debrigo como Peter Debry; y el seudónimo F.P. Duke escondía en realidad a Fidel Prado Duque. Francisco González Ledesma, para costearse la carrera de Derecho y para seguir escribiendo bajo un régimen político que no iba a dejarlo en paz, se dedicó a la narrativa popular, en la esplendorosa época de la editorial Bruguera: se convirtió en Silver Kane".
Es obvio que ni me he leído todas las obras de Silver Kane, ni recuerdo por las condiciones de su lectura casi nada de la mayoría. Por lo tanto el lector no debe esperar de esta modesta y muy personal contribución nada que pueda considerarse exhaustivo ni exacto. En algún lugar y en algún momento alguien, hombre o mujer, decidirán (quizás ya lo hayan hecho) dedicarse a estudiar sistemáticamente estas novelas. A someterlas al lecho de Procusto (y a mi juicio, relevante y útil mecanismo) de la crítica literaria establecida. Les deseo buena suerte, felices lecturas y una singladura productiva en el imaginario "silverkaniano".
Silver Kane, el seudónimo escogido, nada tiene que ver con el nombre de Francisco González Ledesma. ¿Qué lo motivó? Sólo él tiene la respuesta. Pero me voy a permitir una especulación personal.
Silver, en inglés, significa "plata", remite por ello a la Luna; también a "Long John Silver", el inolvidable personaje de la novela de Stevenson, con su pata de palo y su loro omnipresente. ¿El Diablo, quizás?
Kane es el nombre de una deidad hawaiana, Tane para los maroís de Nueva Zelanda y Kané, para los kwakiutl de la isla de Vancouver. Padre de las criaturas vivientes, Kane es el Dios de la luz solar, del agua fresca y de la vida natural. Sol y Luna pues en el mismo nombre. Coincidencia de los opuestos. Referencias a la literatura (La isla del tesoro) y al cine (la inolvidable Ciudadano Kane).
Un auténtico nombre de poder tras el que se oculta un excelente autor.
Voy a comentar algunas obras peculiares. Haré hincapié en la colección "Enviado Secreto". Algo comentaré sobre alguna otra novela, releída de modo apresurado para este trabajo. Reconozco que dentro de su obra, las del Oeste son las más numerosas y, según Jodorowsky, las más logradas. Yo las recuerdo con décadas de distancia como mucho más originales y divertidas que las de otros autores, principalmente por la presencia en ellas de, y me repito, elementos procedentes del Terror y el Gran Guiñol. Lo inquietante y lo macabro perneaban las vastas praderas y el ritmo centelleante, erótico y ruidoso de los salones.
Pensemos en una obra como Congo, hora cero, publicada en la colección Servicio Secreto de Bruguera (número 551) en 1961. Es una novela de 250 páginas, cuya acción se desarrolla durante la sangrienta independencia del Congo (Lumumba, Tshombé...) con una trama de aventuras centrada en la misión que un detective privado, nuestro héroe, recibe en París de un millonario despechado: encontrar a su hermosa mujer aposentada en la antigua Leopoldville (capital del Congo Belga).
Acción a raudales y personajes eficaces trazados con breves pinceladas; mujeres hermosas, ámbito sociohistórico narrado con economía, conocimiento y amenidad y un final ejemplar, absolutamente irreal y moralista, que rompe con el resto de la novela, cuyo contenido melodramático satisface nuestra sed de ironía y nuestro gusto por lo esperpéntico y lo bizarro. El suspense no desciende en ningún momento de la obra (es uno de los peculiares sellos de la marca de Silver Kane) y nos identificamos claramente con el protagonista en sus sangrientas vicisitudes. Ametrallará a una decena de congoleños insurrectos proclives a la carnicería étnica de niños, romperá las vértebras a un degenerado traficante de blancas (al que, sin embargo, por compasión aligerará de sus atroces dolores con un preciso y letal disparo) de la Liga Hanseática. Asesinos fríos y encantadores le acompañan a lo largo de la jungla y las granjas saqueadas, con su profesionalidad y su implacable punzón a lo largo de la obra. No faltarán las figuras positivas: un científico filántropo que le enseña el valor del auténtico oro (la solidaridad), incluso un honesto misionero que pone la nota espiritual, muy del gusto de la época, en la pasional contienda existencial del protagonista. ¿Dinero o amor?, that is the question.
Para los personajes de Kane no hay la menor duda en la respuesta; son seres fornidos, valerosos, dotados de las más nobles inclinaciones, a pesar de las vicisitudes canallas y fáticas que les han arrastrado al torbellino de la aventura y del desengaño. Son hombres de una pieza, que no dudan en escoger un bello cuerpo femenino, dotado de la fascinación del Misterio, por encima del vil metal al que sirven todo tipo de sicarios y, en especial, los muy deleznables, grotescos y obesos millonarios que pueblan sus novelas con la misma abundancia que los caballeros galantes y las mujeres fatales y amorosas.
Cuestión distinta, pues el tiempo pasa y los viejos paradigmas se volverían anacrónicos para los nuevos lectores, son las novelas bondianas que publicó en la colección Enviado Secreto. Colección iniciada en 1967-1968, "Enviado Secreto", publicada por Bruguera, se refería a sí misma en la contraportada como: "Las extraordinarias hazañas de cuatro superagentes en pugna constante contra las más poderosas organizaciones puestas al servicio del crimen. Una colección ágil y moderna, debida a cuatro de los autores más afamados del momento: Frank Caudett, Silver Kane, Clark Carrados y Burton Hare".
Algunos títulos (en negrita son de Silver Kane) tan atractivos como: Las mujeres lobo, El clan de las mujeres, La araña y la mosca, Horrible metamorfosis, La isla de los siete espíritus, Johnny Klem, te hablo desde el infierno, Escuela de asesinos, Sólo un poco de polvo, Cuatro misiones secretas, Profesor "Maquiavelo" contra DANS, Objetivo: Pekín, Contra el sindicato del crimen, dan al lector una idea aproximada de los fascinantes materiales contenidos en estos pequeños y atractivos volúmenes.
El protagonista de las novelas escritas por Silver Kane para esta serie es Johnny Klem. Viril, joven, intrépido, asesino letal y amante inigualable. Miembro de la organización supersecreta DANS. Pero dejemos que sea él mismo quien nos lo cuente: "En efecto, soy norteamericano --murmuró Johnny Klem--, pero quizá me aproximara más a la verdad si te dijera que soy un ciudadano del mundo. Pertenezco a una organización que es una de las más secretas que existen en nuestro planeta. No te puedo decir ni su nombre, ni su situación, pero fundamentalmente está formada por cuatro agentes especiales cuyo campo de operaciones es el universo entero. Su misión consiste en prevenir una guerra atómica, incluso si trata de provocarla una persona de mi propio país".
Johnny Klem es EO-004, la contraportada lo caracteriza sintéticamente como: "en cualquier momento podía abandonar los brazos de una mujer para caer en los brazos de la muerte". Sus compañeros, de cuyas peripecias se encargan los otros tres autores citados, todos ellos expertos artesanos en el arte de la evasión, son:
David Evans (EO-002), Bel Bassiter (EO-003): "suave como una caricia, mortífero como un rayo", Mike Bannion (EO-005) o Lizzie Brown, la bella e inteligente secretaria de Stanley Barnett (EO-001), jefe supremo de DANS.
Dawning Island, la base secreta de DANS, es el punto de anclaje de una organización que tiene como misión impedir la extinción de la raza humana por el uso equivocado o malévolo del átomo.
Novelas trepidantes, de corte bondiano, con mujeres hermosas dispuestas a todo. Dentro y fuera de la cama. Escenarios exóticos que no excluyen el espacio extraterrestre, las junglas más recónditas, los helados polos, los terribles desiertos y los abismos de la mente humana.
Silver Kane introduce numerosos elementos fantásticos en sus novelas, así como situaciones eróticas varias y peleas continuas contra los más inverosímiles e implacables sicarios del crimen organizado mundial.
Las mujeres lobo, por poner un ejemplo, se desarrolla en Roma y Biafra, en el escenario de la carnicería que tuvo lugar en Nigeria durante los años setenta. Una trama de espionaje convencional, con numerosos asesinatos (Klem ha de matar a una bella mujer que se ha convertido en una amenaza para la "paz mundial"), da paso magistralmente a una novela de "Mundo Perdido" con raza de supermujeres incluida. Muy recomendable, y no voy a destriparla. Número 63 de la colección. Ni que decir tiene que es "políticamente incorrecta", para mi gozo y el de muchos de vosotros.
S.O.S. aquí la muerte es una excelente novela de acción donde intersectan la ciencia-ficción y el terror. El mundo de los muertos (escenas muy del gusto de Silver Kane donde la pesadilla y la realidad se entremezclan) y la amenaza de un asteroide que se acerca a la Tierra y amenaza destruirla, pondrán a prueba la fortaleza y la inteligencia de Johnny Klem.
"Y sin embargo..."
Sin embargo, ¿qué sabemos nosotros de "la otra vida"? ¿Qué clase de interpretaciones falsas no habremos dado a las cosas que tenemos ante los ojos? ¿Qué misterios que quizás dentro de diez siglos estarán claros pertenecen aún al reino de lo inexplicable?
Incluso pterosaurios... Pero, vuelvo a lo mismo, leedla. Número 99 de la colección.
En La isla de los siete espíritus, un pérfido multimillonario pretende, utilizando a guerrilleros palestinos, complicar la "paz mundial". "Rayos de la muerte" controlados desde satélites, una isla perdida en el Egeo, bellas mujeres dominadas por la codicia que terminan mal, luchas submarinas... Todo a caballo entre Nueva York y Estambul...
Los países árabes coligados sueñan con conquistar Israel a poco que se les ayude. Destruir ese estado, que ahora es inmensamente rico, y nombrar un administrador general, que sería un verdadero virrey. Ese administrador, para que las Naciones Unidas no pusieran ningún obstáculo, debería ser una persona no árabe. Y ya tienen su hombre: Keynos Baris (el pérfido y degenerado multimillonario que pone a DANS y a Klem en un brete). Naturalmente dominaría los importantísimos puertos de Haifa y Eilat, que son vitales para su negocio. Y ya le han prometido que jamás se pasarán cuentas por el modo como administrara el país.
A la vista de los actuales acontecimientos en Oriente Medio (asesinatos de Rabín y Eitán) y del reconocimiento generalizado, otorgado por la prensa, a gentes como Arafat, personaje de hechos oscuros y moral laxa venerado por millones de incautos en el mundo musulmán, o los corruptos administradores de la ONU fabricados , no nos quepa duda, con el mismo légamo mafioso que los políticos nacionales y sin olvidar, claro está, al detestable George W. Bush, personaje más digno de la versión del Planeta de los simios de Tim Burton que del mundo "real". En nuestro vapuleado planeta este escenario fantástico y literario podrían hasta ser plausibles. Dejemos el triste mundo real y volvamos a la ficción, infinitamente más grata y más controlable.
Silver Kane ha cultivado muchos otros géneros, entre los que destacaremos (al margen del western, donde es un maestro consumado), la novela policíaca y la de terror y ciencia-ficción. Estas aportaciones requerirían un artículo específico, para el que convocamos en un cercano futuro, al lector.
Su concepción del suspense, de lo macabro, su manera de crear atmósfera y sus impredecibles eventos "rompedores", le convierten en un fascinante proveedor de fantasías originales que han aportado bastante más al género (en gran medida influido por el mundo del cómic) que muchos otros y supuestamente "más serios" y reconocidos autores. A pesar del corsé que los plazos y las exigencias del vehículo masivo que utilizó durante años, podemos consignar a Silver Kane (Francisco González Ledesma) como uno de los mejores escritores populares de género que ha dado la lengua castellana. Desde aquí nuestro reconocimiento, nuestro afecto y el deseo de ver reeditadas pronto sus mejores obras.

Prótesis: publicación consagrada al crimen
, 4, mayo de 2006