28 de set. 2009

‘La dama de Cachemira’, de Francisco González Ledesma


Un policía de la vieja escuela
Dice un viejo refrán que nadie es profeta en su tierra y esto ocurre frecuentemente en el mundo de la Literatura. Existen muchos casos de escritores que son muy populares y premiados fuera de su país pero en éste gozan de menos éxito, al menos, fuera de los círculos del género al que acostumbran a dedicarse.
Algo de ello le sucede a Francisco González Ledesma (Barcelona, 1927). Periodista, autor de guiones para historietas y narrador, siempre ha circunscrito su creación al género policíaco. Ya en fecha tan temprana como el año 1948 obtuvo el Premio Internacional de Novela -en cuyo jurado se encontraban nada menos que Somerset Maugham y Walter Starkie- con su obra ‘Sombras viejas’.
Después vendrían ‘Las calles de nuestros padres’, ‘Expediente Barcelona’ o ‘Crónica sentimental en rojo’, que le proporcionó el Premio Planeta en el año 1984 y le abrió las puertas de la prestigiosa editorial francesa Gallimard, que, desde entonces, es la primera en publicar sus obras.
Ledesma es de orígenes humildes y, por ello, siempre ha revestido sus narraciones de un fuerte contenido social. Su más peculiar creación es el inspector barcelonés Ricardo Méndez. Hombre escéptico, como buen policía, y conocedor al detalle de los bajos fondos de su ciudad, resuelve sus casos más por constancia que por ortodoxia criminológica.
La dama de Cachemira’, publicada por vez primera en 1986 y ahora recuperada por RBA Editores, constituye –tal como reza el subtítulo- el primer caso del inspector Méndez.
Se ha cometido un asesinato y la única pista es una silla de ruedas, desde la que se ha perpetrado el crimen. Pero, tras él, se esconde una oscura trama inmobiliaria en la que se encuentran inmersos políticos con escasos escrúpulos.
Pero lo realmente importante, a nuestro juicio, de la obra es el recorrido por los bajos fondos barceloneses y sus gentes. Mujeres que sueñan con viajes, bellas cuyo mejor momento ha pasado, negocios que no se venden ni a sí mismos o trapicheros que sobreviven como pueden, son algunas de las figuras que podemos encontrarnos. Y todo ello aderezado por las pesquisas de un policía de la vieja escuela y con amplias dosis de humor.
La obra obtuvo el Premio Mystére en Francia, otorgado a la mejor novela negra, y, sin duda, es merecido, pues
Ledesma combina a la perfección costumbrismo, realismo social, intriga y humor, todo ello tras un estilo ágil y directo. Una novela recomendable a todas luces.

LeeGratis.com, 28 de septiembre de 2009