3 de maig 2010

Untar pan en la tripa del muerto

Un hombre es asesinado con pirañas en un lujoso ático de Roma y poco después otro hombre es asesinado con serpientes venenosas en un no menos lujoso hotel de El Cairo. Así comienza esta electrizante nouvelle del mítico Silver Kane, con trata de blancas, espionaje internacional, un abogado sin escrúpulos y una terrible venganza por medio.
El gran Francisco González Ledesma, acusado de rojo y pornógrafo por la censura franquista, tuvo que sobrevivir durante buena parte de su vida con el seudónimo de Silver Kane escribiendo novelitas de a duro que se compraban (e intercambiaban) en los quioscos. La mayoría de ellas eran del Oeste pero un buen puñado se sumergían en otros temas, muy especialmente en el ambiente negro y policíaco. “Untar pan en la tripa del muerto” es uno de esos memorables ejemplos, además de un encantador preludio de las portentosas novelas negras que nos regalaría con posterioridad el escritor barcelonés.
Las novelitas de quiosco, que recordamos con tanto cariño, fueron lo más parecido a las publicaciones pulp yanquis en las que se formaron los grandes maestros del género negro. González Ledesma ha declarado más de una vez que aquella época fue muy dura (los plazos para entregar las novelas eran opresivos y el dinero escaso) pero también fue una buena escuela para aprender la arquitectura de la novela. En todo caso sirvió para que Silver Kane formase parte de nuestra crónica sentimental y como aprendizaje de un novelista único. Por cierto, la operación nostalgia está en la cresta de la ola. La editorial Planeta y el propio González Ledesma han rescatado el nombre de Silver Kane y acaban de editar una nueva novela del Oeste: “La dama y el recuerdo”. Habrá que meterle mano cuanto antes. A la novela. No a la dama. Y mucho menos al recuerdo.

El Faro de Aqualung, 3 de mayo de 2010